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Introducción

 

HORATIUS 1791

La producción de este primer volumen de la serie de autores clásicos que José Nicolás de Azara encargó a Bodoni está bien documentada en el epistolario por ambos mantenido (Ciavarella 1979). Según De Lama 1816, II, 63, Bodoni empezó a imprimir el Horacio el 24 de noviembre de 1790. Sin embargo el proyecto de editar un Horacio magnífico lo tenía Azara desde muchos años antes. La primera referencia detallada en el epistolario acontece en una carta dirigida a Bodoni el día 5 de julio de 1786 que vale la pena reproducir aquí, pues se definen muy bien los términos de esa idea primera y cuáles eran los puntos de referencia personales y editoriales del mecenas: «Tutti i divoti ano un santo particolare a chi si raccommandano per preferenza. Io o San Orazio, ch’è il mio protettore favorito. L’edizione di Pini è così scelleratta agli ochi miei per li ornati, che vorrei vindicare il mio eroe con una edizione così magnifica, che non si fosse mai veduta la simile. Ad ogni oda, ad ogni composizione si puotranno mettere in testa e all fine dei pezzi allusivi alla materia cavati dalle migliori antichità, che schiariscano il testo e servano di ornato, e di modello di buon gusto. Questo manegiato da Lei dovrebbe riuscire un capo d’opra. Io per i disegni sono di certo ben servito» (Ciavarella 1979, II, 115; efectúo, sin embargo, algunas correcciones sobre el texto, acordemente con la edición de este epistolario que un día figurará en la Biblioteca Bodoni).

Esta carta está escrita al calor de la sorpresa de los últimos productos del tipógrafo, el bellísimo Longo italiano de 1786 y su pendant griego, con caracteres nuevamente fundidos que admiraron a Azara. La afectada edición londinense de Pine, no impresa con tipos móviles, sino por completo grabada (1733), que gozó de gran éxito en el mercado bibliófilo, sirve, sin embargo, a Azara para idear una edición de Horacio ilustrada, aunque pensando en grabados verdaderamente ajustados al texto y no puramente ornamentales, como eran las ilustraciones de tema clásico caprichosamente incorporadas por Pine como cabecera y/o remate de las composiciones horacianas. Ediciones 'anticuarias', con ilustraciones verdaderamente arqueológicas, representan una novedad en la imprenta europea ya desde la primera mitad del siglo xviii y Azara, en este primer proyecto editorial, quería seguir esa línea. Quizá en este caso también tenía en cuenta referentes españoles, como el principal modelo español de esta línea, el del Salustio llamado del infante don Gabriel, al cuidado de Francisco Pérez Bayer, quien proyecta incluir medallas griegas y latinas relativas a episodios de las obras del historiador latino para ilustrar el libro (López-Vidriero 2002, 76-77).

El camino hasta llegar al Horacio in folio de 1791 está lleno de vericuetos, replanteamientos y arrepentimientos, y, desde luego, el proyecto se matizó con otras perspectivas tipográficas, que iban ajustándose cada vez más al proyecto neoclásico de Azara y del propio Bodoni, como, sobre todo, la que aporta otra producción inglesa, el Horacio in-4º de John Baskerville, impreso en 1770, que, en parte, Bodoni replicará en su reedición in-4º de 1793. También, en el replanteamiento, tuvieron que ver algunos productos franceses, incluso de los denostados Didot.

Del proyecto horaciano dentro de una serie de autores clásicos que Azara quería publicar a su costa –si fuera posible en la propia embajada de España en Roma– debieron hablar, y mucho, durante la estancia de Bodoni en esta ciudad en 1788, y así se deduce de cartas posteriores, como la primera que le escribe Azara después de que el tipógrafo abandonara la Ciudad Eterna, en la que ya expresa su deseo de publicar a su costa una edición excepcional y muy exclusiva (Ciavarella 1979, II, 140). Antes de marzo del 1789, Azara ya había visto algunas muestras para el libro, y espera las segundas en esa fecha (Ciavarella 1979, II, 9). Al tiempo, se interesa por ir reuniendo ediciones y materiales bibliográficos que eran necesarios para el proceso editorial, que se desarrollará en su propia casa, con la ayuda de un equipo en que estaban integrados los abates Ennio Quirino Visconti y Vincenzo Fea, con la ayuda también de Esteban de Arteaga, aunque este parece haber sido el que menos trabajó en la edición, como confiará Azara a Bodoni a raíz de la polémica con Clementino Vanetti al que Azara encargará a Arteaga contestar con una Lettera publicada por Bodoni en 1793. Todavía quedan dudas sobre características materiales de la edición; se plantea comparecer simultáneamente con emisiones in-fol. e in-4º., partiendo seguramente de la misma composición e imponiendo de nuevo las formas (Ciavarella 1979, II, 12); se procura también pergamino para una emisión que se limitaba por entonces a tres ejemplares.

Entre tanto, esos ensayos primeros debieron servir de poco, porque Bodoni tomaba la decisión de diseñar nuevos caracteres para el Horacio, cosa en la que, al parecer, ya estaba ocupado a finales de mayo de 1789 (Ciavarella 1979, II, 14), e incluso antes, según se deduce de la carta al abate Bertola de 10 de marzo, en la que le hace relación de sus más recientes publicaciones, destacando «l'edizione latina d'Orazio che eseguisco ad istanza del mio incomparabile Sig.r Cavaliere Azara», que «sarà veramente un capo d'opera, e forse il non più oltre di Tipografia» (Servolini 1960, 293). La organización de los funerales por Carlos III en Roma, con el retraso de los pontificios a causa del proceso editorial de la Orazione de Ridolfi y el consecuente de los oficiales a cargo de la Embajada de España en Santiago de los Españoles (véase Sánchez Espinosa 2001), no pararon los proyectos sobre el poeta latino, y el 29 de julio Azara transmite sus (pen)últimas decisiones: «Riguardo al Orazio, nessuno al mondo ne desidera l’essecuzione quanto che me. Si facia, dunque, tutto a spesse mie. Lo voglio dedicare al mio amico Mognino. Si stampino quatro essemplari in cartapecora, tre per me ed uno per Lei, ed in carta il numero che Lei crederà, anche per vendere al pubblico doppo quegli essemplari, che mi bisognano per dare ai miei amici. Credo che il testo di Baskerwille sia quello di Talbot, dell’edizione di Cambridge ch’io diedi a Lei, e non à nessun errore tipografico. La stessa edizione fu copiata dal Pine in Rame. C’è anche quella del Iani, che potrebbe seguitarsi. Per maggiore essatezza veda Lei se converrebbe mandare i fogli a noi, almeno prima di tirarli. Le cartepecore spero averle pronte per la prossima settimana» (Ciavarella 1979, II, 21).

Como se aprecia, Azara no tenía la intención de realizar una fijación del texto a partir de un estudio filológico de los testimonios, sino que, como era habitual entonces aún, pensaba partir de una edición sin errores, que sobre las pruebas se sometería a una corrección y un análisis en el que podrían incorporarse otras lecturas y emendationes ope ingenii. Todo este proceso se haría en Roma, en casa de Azara, con la ayuda de las personas que ya he señalado. Sin embargo, Bodoni, ya a finales de septiembre, teniendo delante uno de los volúmenes de la edición de Iani, y quizá después de haber compuesto algunas páginas, enviádolas a Azara y recibir una contestación con críticas de uno de sus abates, a las que responde con argumentos, no se ve en condiciones de tomar decisiones más propias de un filólogo o un editor que de un impresor, y plantea muy razonablemente la necesidad de disponer de un «Orazio bello e corretto a penna» para componer a partir de él (Ciavarella 1979, II, 21), a lo que contesta Azara: «Lei si decida per un testo di quelli, dei quali abbiamo parlato, e tiriamo avanti, che la vita se ne va troppo presto» (Ciavarella 1979, II, 24). El trabajo, sin embargo, se detiene porque no llegan a Parma las ediciones requeridas, especialmente todos los volúmenes de la de Iani, que parece inencontrable; tanto que, en febrero de 1790, Azara le dice que, si no se consigue, habrá que optar por otro texto de base, como el de Baxter. Bodoni contesta que, si no se le dice otra cosa, comenzará a componer por la edición de Baskerville, lo que no debió materializarse, pues, en abril de 1790, hubo de comunicar a Azara la llegada de un ejemplar completo de Iani –solo disponían del tomo que había prestado el cardenal Garampi–, el cual le insta a ponerse a componer y a enviar las pruebas, que hará revisar por sus abates para que la edición saliera sin error alguno (Ciavarella 1979, II, 31, 33). Esta decisión, sin embargo, no será definitiva, y Azara vuelve nuevamente a la idea de publicar el texto de Talbot, pues la edición de Iani, después de tanta espera, resultaba  incompleta.

Por lo que se refiere a la idea primera de incorporar algunas ilustraciones, se debió descartar pronto, y es elocuente la respuesta que el español da al tipógrafo cuando este le propuso, en una carta que no conservamos, incorporar una medalla o un retrato: «Per l’amor di Dio non pensi Lei ad imbrattare il nostro Orazio con rami ne ornati d’incissione, giaché tutta la belleza a de consistere nella tipografia e purità di testo» (Ciavarella 1979, II, 35). La que no parece aún tomada es la decisión sobre el tamaño del libro; pesaba mucho la tradición de publicar Horacio in-4º., y aún no mucho antes de poner manos a la obra Bodoni publicaba un anuncio que causa cierta perplejidad. El aviso o carta impresa, al que se refirió De Lama 1816, II, 63, y que, aunque aludido, no se encuentra incluido en Brooks con entrada aparte, se puede leer en dos ejemplares en la Biblioteca Nacional de Portugal, dentro de la colección bodoniana de Vieira (Bod. 40/8 & 9), cuya medida original debía ser 210 × 150 mm., impreso en cursiva por una sola cara, el cual reza: «Per secondare le premure de un coltissimo Mini- |stro, l’egregio nostro signor Bodoni eseguirà con | nuovi caratteri due elegantissime edizioni d’Ora- | zio, una in quarto grande ed in un solo volume; | l’altra in grande ottavo, ed in due volumi. Se | Ella, o qualche suo conoscente ne bramassero co- | pia, potranno indicarmi con sollecitudine quale | vogliano, onde regolare il numero degli esemplari | da stamparsi in carta fina, e levigata. Il prezzo | della prima è fissato a [blanco] zecchini, e la metà per | la seconda. Pochissime saranno le copie, oltre le | richieste degli Amatori, da vendersi ad arbitrio. | Mi lusingo che questa notizia sia per giunger- | le gradita, e intanto col più ossequioso rispetto | mi soscrivo».

Pese a la afirmación de De Lama con la que di comienzo a esta introducción, Bodoni empieza a enviar a Roma hojas impresas para su corrección a finales de mayo de 1790, y el trabajo prosigue durante todo el verano, a pesar de inconvenientes o noticias preocupantes, como el anuncio de una edición didotiana, que Azara considera proyecto «di ciarlatano» (Ciavarella 1979, II, 36), que se sustanciará bastantes años después. El trabajo en la ‘oficina’ filológica de Azara no era fácil, y, durante todos estos meses pasados, los desacuerdos en el proceso de corrección con respecto a las lecturas por adoptar obligaban al embajador a terciar en las decisiones textuales. Lo que llevó a atender la opinión antigua de Bodoni de preparar, sobre la base de lo ya impreso, un original a partir del cual componer ya de forma definitiva; y, así, el 3 de noviembre Azara ya puede comunicar al tipógrafo que, «seguitando i di Lei consigli si sta mettendo in ordine un Orazio accommodato alle nostre correzioni, e mano a mano che si finirano i fogli si manderano costì, perché possiamo andare avanti coll’impressa senza bisogno di mandare tante volte le prove. Come sul principio non eravamo sempre d’accordo in tutti i punti si ritardavano qui le correzioni, ma adesso che tutto quasi è fissatto saremmo più solleciti ed uniformi» (Ciavarella 1979, II, 39).

Unos siete meses después, por mayo de 1791, el Horacio estaba ya acabado. El 18 de junio, Azara, tras de haber visto un primer ejemplar, envía a Bodoni una lista de erratas por corregir, algunas pocas esenciales, «altri da rimediarsi facilmente con la raschiatura, e con la penna» (Ciavarella 1979, II, 49). De este estado primero, por medio de algún encarte, como el señalado en la descripción, y de la corrección manual se fijaría ya el estado definitivo, cosa que ocurrió entre junio y julio de 1791.

La satisfacción de Azara se traduce en una generosidad extraordinaria, pues, cede, al fin, a Bodoni la edición completa, al objeto de que la comercializara en su propio beneficio, y a cambio de correr con todos los gastos solo le solicita para distribuir entre sus amigos media docena de ejemplares en papel vitela de Annonay, cuarenta en papel del más común, y solo dos en pergamino. Algunos de los ejemplares que, en la actualidad, sabemos fueron regalados directamente por Azara, como el que figura en el Colegio de San Clemente de Bolonia, están encuadernados en cartón fuerte recubierto de papel de aguas, tal como seguramente salió de Parma con destino a Roma. Otros, incluso de los vendidos por Bodoni, se visten con encuadernación parmense «a la inglesa», realizada por Domenico Guarnaschelli o sus socios en el taller en el que pudo trabajar originalmente Laferté; otros, por el mismo encuadernador o sus colegas, se encuadernaron en tafilete encarnado a la francesa. A esto y a la llegada del Horacio a España he dedicado unas páginas en Cátedra 2012, 199-205, en donde también figuran muestras gráficas de las encuadernaciones ordenadas por Azara.

El proceso de edición del libro –al que, por otro lado, han atendido también a la zaga del epistolario del que aquí nos valemos Gotor 1992, Sánchez Espinosa 1997 & Sánchez Espinosa 2007– merecerá, sin duda, una monografía extensa, en la que habrán de analizarse los temas relacionados con la facturación de este primer libro plenamente neoclásico del tipógrafo, así como también sus diferentes estados y emisiones, y la propia difusión europea, que fue, sin duda, el espaldarazo y la consagración definitivos de Giambattista Bodoni en un determinado mercado de prestigio.

Descripción tipobibliográfica

 

[Portada:] Q. | HORATII | FLACCI | OPERA | PARMAE | IN AEDIBVS PALATINIS | I I ⊂⊂ LXXXXI. | TYPIS BODONIANIS.

colación y estructura. Fol. c. 450 × c. 300 mm. 2 h. (la primera blanca),  [i]ii-xiv págs., 1 h.,  [1]2-371[372] págs. Sign. [ ]2 *-**a-zaa-zzaaa2. Encartes: kk1.

tipografía e impaginación. Tipos cursivos ascendonia del cuerpo c. 20, con incorporación de versales cancillerescas, para el prólogo al lector en verso; redondos del mismo cuerpo para la parte preliminar que contiene la Vida de Horacio por Suetonio y para el texto; esta es decisión de José Nicolás de Azara (Ciavarella 1979, II, 47), que, en una de sus cartas, permite a Bodoni imprimir los preliminares en una cursiva nuevamente fundida por el tipógrafo, del mismo cuerpo que el texto, siempre que se excluyan los textos clásicos de Suetonio y, por supuesto, el cuerpo del texto de Horacio, para los que prefiere la inmaculada letra redonda romana de Bodoni. Mancha de texto 215 × 160 mm. Foliación superior externa con cabecera en versales y del mismo cuerpo que el texto. Al principio de los distintos libros de las obras de Horacio, se utiliza como línea separativa una banda formada por adornos del tipo del Manuale 1818, II, fol. 184, nº. 18.

soporte.– En los ejemplares mencionados(*), papel verjurado con filigrana de cruz latina con brazos lobulados sobre una peana, en cuyo interior se incluye el monograma «FP» (carta real fina).

tirada. Según el propio Bodoni escribiendo a James Edwards en julio de 1791, se imprimieron en total y a costa de José Nicolás de Azara 225 ejemplares, que pensaba remitir al mismo (Edwards 1985, 29). Sin embargo, el español, encomienda a Bodoni en un par de ocasiones una tirada de 300 ejemplares (Ciavarella 1979, II, 23 & 33). Renouard 1795, 14, afirma que se imprimieron 200 ejemplares, 50 de los cuales sobre papel vitela; De Lama 1816, II, 63, afirma que se estamparon «50 cop. in carta soprafina, ossia carta imp., 50 in carta imp. velina, 25 in carta di Annonay e 3 in pergamena di Roma»; repite este reparto Brooks 1927, 417. De Lama y Brooks, por tanto, solo citan las emisiones especiales, sobre dos tipos de papel vitela diferentes por su tamaño (75 ejemplares), sobre papel fino de formato grande (carta imperiale) (50) y sobre pergamino. No se cita la emisión más abundante, que es la descrita, de la que se imprimieron al menos 100 ejemplares, si hacemos cuentas con el total de 225 ejemplares que afirma Bodoni haber hecho cuando le estaba dando los últimos toques al libro, o 175, si atendemos al encargo de Azara, cantidad que es la más probable.

emisiones / estados. emisión a de, probablemente, 175 ejemplares sobre papel como el de los aquí citados, uno de los cuales es el que se reproduce; emisión b sobre papel de mayor tamaño y más fino; emisión c de 25 ejemplares sobre papel vitela de Annonay; emisión d de 50 ejemplares sobre papel vitela de fabricación italiana; emisión e de 4 ejemplares sobre pergamino (sobre esta, véase Cátedra 2013a, 46, y ahora De Pasquale 2013, 97).

contenido. H. 2r: la portada descrita. Págs. i-x: prólogo «ios. nic. de azara | lectori», que, según escribe De Lama, Bodoni le había revelado que era obra del abate Dionigi Strocchi. Págs. xi-xiv: «q. horatii flacci | vita | e svetonii poetis». Págs. 1-371: obra de Horacio.

Ejemplares

Ejemplar reproducido:
*Parma, Biblioteca Palatina, PAL 14958 1. es. Ver en ICCU.

Otros ejemplares:
*Salamanca, Biblioteca privada. Encuadernación de Domenico Guarnaschelli, «a la inglesa» (véase Cátedra 2012, 204-210).

Cita

En Quintus Horatius Flaccus, José Nicolás de Azara, Q. Horatii Flacci Opera, estudio histórico y tipobibliográfico de Pedro M. Cátedra; en Biblioteca Bodoni [<https://bibliotecabodoni.usal.es/libro/q-horatii-flacci-opera> Consulta: 4 dic. 2024].
Q. Horatii Flacci Opera Horatius Flaccus, Quintus; Azara, José Nicolás de 1791

Contenido

Introducción
Descripción Tipobibliográfica
Portada / colofón.
Colación / estructura.
Tipografía e impaginación.
Soporte.
Tirada.
Emisiones / estados.
Contenido.
Ilustración.
Ejemplares
Ejemplar reproducido
Otros ejemplares
Bibliografía
Cita
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Pedro M. Cátedra